



A don Xavier Gómez, y esto hay que ponerlo en letras altas, le debemos una de las joyas bibliográficas del Durango del siglo XX, otra de esas obras de las que siempre se han acompañado los verdaderos amorosos de esta tierra. Y es que "Bojedades", publicado en tres tomos desde 1950, viene a ser un extraordinario amigo de viaje, un cúmulo de recuerdos animados por el cariño y la alegría. Mediante el trazo de personajes y lugares emblemáticos y populares -Historia, Gastronomía, Geografía, dichos y costumbres provincianas, todo junto) las casi trescientas páginas que componen los tres tomos de las obras completas dicen mucho de los que hemos sido sus paisanos en el pasado reciente.
El escrito de referencia, aparecido en el periódico Excélsior el 3 de noviembre de 1955, en la Miscelánea de los jueves sintetiza con el talento de la buena pluma de Denegri la suma de su riqueza. Transcribimos al menos la entrada del artículo:
¡No sé cómo me fue a ocurrir, yendo por la calle de Sonora, pensar en que mi pluma fuente no tenía tinta... Lo cierto es que pensé en ello cuando me encontraba frente a la papelería situada en el número 201 de la avenida… Entré. Pedí tinta y ahí fue dónde… Don Xavier Gómez, después de identificar mi persona como redactor del Periódico de la Vida Nacional, me dijo que la suya era el dueño del establecimiento, y lo que resultaba más importante todavía, de Durango… Y se habló de Durango tanto como lo que le toma al camioncito, ir de Mazatlán a la capital de los alacranes… Este señor don Xavier Gómez sabe tanto de su patria chica que bien podría agregarle un tomo suplementario a la Enciclopedia Británica…
Por ejemplo, gracias a Don Xavier sabemos que el circo Orrín fue por primera vez a la tierra donde los changos valen cuatro reales, y si son pelones, un tostón, en 1896, y que todavía existen quienes tienen colgado en la sala, el retrato de Ricardo Bell… Que un descendiente de Lorenzo II de Médicis, hizo su casa en el Cerro de los Remedios, en 1920, con pilares y piedras del templo de San Francisco… Que ningún Estado de la República tiene una capital con número tan grande de estatuas… a que a un doctor Carreño le faltaban las narices y las usaba de chicle…
De labios de don Xavier Gómez supimos del bautizo del ahijado del conde de Zambrano que fue propietario del edificio del palacio de gobierno, y que para tal ocasión mandó tapizar con barras de oro y plata el piso desde su casa, al templo del Sagrario, para pasar sobre ellas con el pequeño bautizado… También supimos que en mayo de 1898 estuvieron en boga las bicicletas en Durango. Numerosos clubes se formaron. Ancianos, niños, señoras y señoritas salían de paseo a las seis de la mañana en sus respectivas bicicletas… Con voz de recuerdo, y con mirada de álbum viejo, nos dijo el señor Gómez que fue tal el entusiasmo que despertó Ángela Peralta en la ciudad de Durango cuando cantó "La Lucía", que el público emocionado la estuvo aplaudiendo durante una hora después de la función… Que cuando se estrenó "La Viuda Alegre," muchas familias abandonaron el teatro porque consideraron la obra muy inmoral. Esto fue en 1912."
El Siglo de Durango
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